sábado, 26 de mayo de 2012

Repetir

Voy caminando por la calle, de repente alguien se acerca por detrás y noto algo frío en la garganta. Lo siguiente es un océano de sangre y yo descendiendo al subsuelo. Me evaporo como una sombra.
Vuelvo a tener el mismo sueño una y otra vez. Me despierto, como cada noche, envuelta en lágrimas. Enciendo la luz, me siento en la cama y hundo la cabeza entre las manos.
No es que me asuste la muerte, lo que me da miedo es encontrarla de repente y desaparecer tan rápido. Yo no quiero una vida así, no quiero ser una simple gota que se evapora cuando sale el Sol, no quiero ser un montón más de cenizas.
Quiero que todo tenga un sentido, una razón de existir. Quiero saber que no todo es en vano.

jueves, 24 de mayo de 2012

Cumplir

Se van acercando unos días importantes para mí, en el sentido de que me toca hacer balance de todo lo ocurrido un año más.
Mañana será el cumpleaños de alguien muy importante y pasado mañana el mío y como todos los años me planteo qué cosas han cambiado durante este año.
Normalmente, no noto ninguna diferencia al cumplir años pero este año voy a proponerme a mí misma el cambiar algo, madurar en ciertos aspectos por fin. Voy a hacer una especie de propósito de año nuevo pero cuando realmente empieza un año nuevo para mí.
Aún no sé muy bien como voy a reestructurar mi vida pero si sé que algo tengo que hacer. No quiero volver a sentir que me he portado mal con alguien que me importa por puro egoísmo, no quiero que la gente se crea que me conoce y luego se lleve un chasco viendo como soy de verdad aunque con respecto a esto...poco puedo hacer porque más transparente no puedo ser. Tampoco voy a dejar que nadie vuelva a hundirme, ni me diga cómo debo hacer las cosas, así mismo no quiero volver a hundir a nadie por querer imponer mis ideas.
Lo único que saco en claro de este año es que hay muchas cosas que tienen que cambiar en mi vida y supongo que poco a poco iré deciendo qué cosas y cómo voy a hacer para arreglarlo.

Necesito vacaciones ya.

viernes, 4 de mayo de 2012

¿Es posible morir de pena?

Cuando era pequeña me regalaron dos tortugas, creo recordar que ambas eran hembras y mi hermana y yo jugábamos con ellas; las mirábamos como descansaban en su acuario con sus palmeritas y las atiborrábamos a comida. No recuerdo si fue al año o dos años una de ellas murió y a partir de ese día la otra empezó a estar rarísima, no comía, no se movía... y a los pocos días murió. Cuando pasó aquello me puse a pensar qué le había pasado y llegué a la conclusión de que se había muerto porque ella quería, de la pena que tenía por haber perdido a su compañera. Por supuesto, la gente se reía de mí, es sólo eran tonterías.
Fueron pasando los años y una persona  enfermó y ,tras sobrevivir varios años sin curarse, murió. Su marido, su amor de toda la vida, se quedó muy tocado. Estaba siempre triste, sin ganas de hacer nada y yo lo vi claro: sabía que quería morir y tarde o temprano lo haría. Fue pasando el tiempo y su pena no se curaba, cada vez iba a peor, rebuscaba entre las cosas de su mujer, seguía hablando de ella...no conseguía avanzar. Un día, su corazón empezó a fallar y en ese momento supe que el momento se acercaba. Prácticamente al año de la muerte de su mujer, él falleció también.
Mi teoría se refutaba; era posible que una persona consiguiera hacer que su cuerpo fallara para poder aliviar esa pena, ese vacío tan grande que la otra persona había dejado.

Aún hoy, sigo pensando que nuestro cerebro tiene tanta fuerza que es capaz de forzar a nuestro corazón, tanto para bien como para mal, y que la pena puede llegar a ser tan grande como para que nos autodestruyamos en busca de algo más.