A veces, nos centramos tanto en las cosas malas que nos pasan que nos olvidamos de disfrutar y no nos damos cuenta de que ahí fuera también hay muchas cosas por las que merece la pena alegrarse.
Ayer me sentí así; siempre voy a la misma playa y siempre hay la misma gente, el mismo mar, los mismos castillos... pero ayer no sé por qué fue como si estuviera en un sitio totalmente diferente. Ya sabía que esa playa es preciosa, o por lo menos a mí me gusta mucho, y estando en la orilla tumbada después de haberme dado un baño mi tía me dijo que con Cádiz le pasaba como en la película de Avanti! dónde el protagonista dice algo como: "Tenían razón en la propaganda: Italia no es un país, es una sensación". Y es verdad, aunque parezca una tontería, estando en ese momento de relax, con la marea baja, la brisa, las vistas... mi ciudad me pareció completamente un paraíso. Y entonces me di cuenta de que no aprecio lo que tengo, que una siemple playa puede ser mucho más que eso, es un mundo aparte.
A partir de ahora, voy a valorar más esos pequeños detalles que hacen de una ciudad una sensación.
Jo, qué imagen! ^^
ResponderEliminar(Aquí, dando señales de vida xD)