martes, 27 de octubre de 2009

Lecciones

Lo único que he aprendido hoy es que cuando tienes un orgasmo se dilatan las pupilas.
Al menos, me será útil para saber si alguien finge un orgasmo o, como ha dicho el profesor, para que nadie te pille haciendo cosas.

Pfff...vaya días tan poco productivos. Ojalá llegue pronto el viernes y pueda disfrutar de un fin de semana en condiciones.

domingo, 25 de octubre de 2009

Mi no entender

No sé por qué a veces siento como si todo se desmoronara, paso de la felicidad absoluta a la más deprimente tristeza. Cualquier cosa puede provocar este cambio, ya sea una palabra, una mirada, o más bien la ausencia de minimeces que para mí son la vida.
Podrán pensar que estoy loca, que sufro de paranoia y...¿quién sabe? igual es verdad, a veces hasta yo misma lo pienso pero ya no hay remedio. Mi mente se ha acostumbrado a actuar así y ya no puedo cambiar su forma de trabajar, además no hago daño a nadie aparte de a mí misma.
Ni siquiera sé por qué escribo esto pero la geología me da que pensar.
¿Por qué pueden formarse cristales perfectos y a la vez generarse otros cristales que incluso llegan a desaparecer por la rapidez con la que se forman? ¿Qué pasaría si mi velocidad de crecimiento fuera lenta y en mi mente se formaran cristales grandes que nunca desaparecieran? ¿Cómo eliminar todas las cosas que tienes guardadas y que aunque intentes esconderlas al final salen a la luz?
No entiendo nada.
Por ahora sólo sé que pienso luego existo y que sufro luego pienso.

lunes, 12 de octubre de 2009

Silencio

El silencio se rompe con el ruido de mis cascabeles. Esa tranquilidad que ambos intentamos mantener para no molestar se ve alterada por el tintineo de mi mano, pero no puedo evitarlo.
Necesito hablar con él, aunque sea para contar lo gilipollas que me sentía cuando me levanté y que probablemente siga sintiéndome cuando me vaya a la cama pero las palabras no salen. Podría ser vergüenza pero más bien creo que es por comodidad porque ambos estamos en silencio, apenas sin movernos para no molestar, demasiado respetuosos quizás.
Va pasando el tiempo y sigo dándole vueltas a lo mismo, al silencio incómodo que me hace pensar y me entran ganas de levantarme y ponerme a chillar porque no aguanto que no haya ruido. Si oigo ruido siento que estoy viva, el silencio me convierte en un vegetal pensante y conociéndome sé que no puedo estar más de 15 minutos pensando.
Las horas pasan y el único ruido perceptible es el del autobús y el de las botellas de agua al apretarlas, no soporto ese ruido aunque tampoco puedo evitar hacerlo cada vez que tengo una botella en la mano.
Hacemos una parada en Sevilla, me bajo para comer y al subir ¡oh! primeras palabras... el chico estaba en mi sitio y hace ademán de levantarse para dejarme pasar pero le digo que no hace falta, que puede quedarse ahí y me da las gracias amablemente. Las ganas de iniciar una conversación aumentan pero sigo callada. Una mujer se sienta delante y comienza a hablar con el anciano de al lado e incluso quiero meterme en la conversación pero no soy tan atrevida.
No voy a aguantar todo el camino sin cruzar palabra así que finalmente enciendo mi Ipod y al rato me quedo dormida.
Al fin se acabó el silencio.