sábado, 27 de diciembre de 2014

Y

Siempre le he prestado mucha atención a los pequeños detalles, quizá demasiada.
En una ocasión me decidí a salir con un chico sólo porque escribía la "Y" igual que yo, porque sí, soy una retrasada que escribe esa dichosa letra de una forma especial y pensé que encontrar a alguien con mi mismo retraso era un detalle a tener en cuenta.
Es posible que la cagara tomando eso como una señal de que ese tío sería el amor de mi vida, o quizá la cagué en el momento en el que decidí poner fin a esa relación, pero lo que está claro es que si no hubiera sido por ese pequeño detalle no me habría planteado que él me gustara.

Hoy, no sé cuántos años después, he vuelto a acordarme de esa dichosa casualidad y de que quizá haya alguien por ahí que realmente escriba mal la "Y", de la misma forma y por el mismo simple motivo que yo. Podría marcarme un Príncipe de la Cenicienta e ir pidiendo a cada tío que conozco que me escriba en un papel esa letra hasta dar con uno que lo haga. Pero, ¿estaría forzando al destino? ¿me estaría convenciendo de que una letra puede ayudarme a encontrar algo que no creo que exista?
Es difícil distinguir los pequeños detalles de las grandes gilipolleces.