sábado, 27 de octubre de 2012

Pérdidas

Amanece oscuro, lloviendo, parece que el cielo se va a caer de la gran acumulación de nubes que hay.
Me levanto y hago la cama, me dirijo a la cocina a por mi desayuno como todos los días.
De repente, siento una especie de convulsión y me doy cuenta de una cosa, hay algo que no tengo. Salgo corriendo hacia mi cuarto, tiro todos los libros que hay en las estanterías, deshago la cama, abro todos los cajones... pero allí no está. El miedo empieza a apoderarse de mí, me pongo nerviosa y registro todas las habitaciones de la casa sin resultado. Me siento un momento a pensar; es imposible, tiene que estar, no puede haber desaparecido así como así. Vuelvo a hacer un segundo registro y cuando ya no queda nada en su sitio empiezo a llorar, cojo el teléfono y marco.
-¿Diga?
-¿Mamá?
-¿Qué te pasa?
-He perdido algo
-¿El qué?
-Mi corazón